Autoevaluación

Definimos a la Evaluación Institucional como:

Un proceso permanente e integrador, que se desarrolla dentro y/o fuera de la institución, a los efectos de favorecer la calidad educativa, mediante juicios de valor, dando bases para la toma de decisiones.

La evaluación institucional, va mas allá del alumno como objeto de evaluación, pues abarca tanto a la administración educativa, como al centro escolar, al profesorado y al alumnado.

Se configura como una práctica reflexiva, sistemática y autorreguladora que se sustenta en sus tres ejes fundamentales, el axiológico, el teórico y el metodológico.

Pero a título personal vamos a centranos para el trabajo en la asignatura de Evaluacion Institucional y Calidad Educativa en la Evaluacion del profesorado.

Evaluación del Profesorado

1.Concepto y problemática

La evaluación del profesorado es otro de los ámbitos de la evaluación educativa importante en la actualidad dado que es innegable el papel que juega en la mejora de la escuela. No es posible la mejora de la escuela sin la participación directa y activa de los profesores. Tal y como señala Abalde, Muñoz y Ríos en “Evaluación docente vs evaluación de la calidad”, si bien son muchas las correlaciones existente entre los elementos que inciden en el sistema educativo, señalan al profesor como especialmente sensible con respecto a la calidad del mismo.

Marcelo y Villar definen la evaluación del profesor, como el proceso de concebir, obtener y comunicar información para adoptar decisiones educativas sobre el profesor. En la evaluación del profesor se formulan preguntas para establecer conclusiones que permiten proponer recomendaciones, durante el proceso evaluador o una vez realizada la valoración.

El Joint Committe on Standars for Educational Evaluation por su parte lo define como la evaluación sistemática de la actuación profesional y/o cualificaciones de una persona en relación a un cometido profesional y algún fin institucional y defendible.

Casi nadie pone en duda la necesidad de la evaluación del profesorado, dada su relación con la mejora de la calidad de la enseñanza, pero, sin embargo, es un tema espinoso por los propósitos de la evaluación y por los procedimientos utilizados, tal y como señala Villa y Morales la evaluación del profesorado es algo complejo porque puede centrarse en aspectos muy diversos; es algo controvertido porque muchos profesores no quieren ser avaluados y es algo que supone implícitamente un modelo de enseñanza.

Siguiendo esta línea hay una serie de problemáticas que habrá que superar en cualquier proceso de evaluación del profesorado:
  - El tiempo ya que los momentos de aplicación no siempre satisface a todos.
  - La idoneidad de los instrumentos.
  - Las personas e instituciones pueden ser reacios a la evaluación.
  - Las exigencias de aquello y a quienes vayamos a evaluar.
  - Los problemas entre los propios profesores debido a la propia evaluación ya que puede enturbiar las relaciones entre los profesores.
  - La problemática entre la administración y el profesorado y viceversa por la propia evaluación.

Para superar estos problemas es necesario que previamente a la evaluación haya un proceso de negociación con los directamente implicado independientemente de si la cuestión ha sido solicitada de forma externa o interna.
  - La naturaleza del trabajo que se va a realizar.
  - Los fines que se persiguen.
  - Los métodos que se van a utilizar
  - Los métodos que se van a utilizar.
  - El tipo de colaboración que se requiere.
  - El calendario de trabajo.
  - El momento y la forma de entregar los informes.
  - El contenido de los informes.
  - La utilización de los informes por otras personal ajenas al centro.
  - El equipo que se va a utilizar.

2. Propósitos de la evaluación del Profesorado.

Tradicionalmente se han distinguido dos finalidades en la evaluación del profesorado: la petición de responsabilidades y la mejora de la actividad docente.

En esta línea se señalan que los propósitos de la evaluación del profesor se pueden clasificar en cuatro metas básicas en función del carácter formativo o sumativo y en función de si evaluamos a un solo profesor o a un grupo.

Sin embargo esta dicotomía no es suficiente, deben aunarse dinámicamente los intereses y necesidades del profesor con los de la institución para que se desarrolle simultáneamente la mejora de ambos. Este modelo estaría enraizado en dos amplios propósitos:

a)Orientado a los resultados que contribuyan al logro de los objetivos personales del profesor y del centro. También debería pro la actuación docente en función de los objetivos planteados.

b)Orientado a la mejora que contribuya al desarrollo personal y profesional del profesor, así como la mejora del centro.

3. El proceso de evaluación del profesorado
Aunque diversos autores ha propuesto otras fases en evaluación del profesorado, las más completa es la presentada por Mateo (2000) en “La evaluación educativa, su práctica y otras metáforas”. El autor distingue cuatro fases en cada una de las cuales se diferencian otras subfases.

Fase 1: Ideación
La fase de ideación se compone de:

1.La identificación del sistema de necesidades, es decir, cada centro debe realizar un examen minucioso de sus necesidades que ayude a clarificar los objetivos institucionales y a definir el proyecto educativo.
2.La derivación de los objetivos institucionales, es decir, se deberán explicitar las metas que se pretenden alcanzar.
3.La definición de los métodos de calidad para la docencia, es decir, será la que sustantive y oriente el proceso de evaluación del profesorado, siendo el vinculo entre esta y la mejora de la calidad del centro.

Fase 2: Desarrollo
En esta fase se distinguen tres subfases:

1.Determinación de las funciones y responsabilidad del profesorado.
Solo partiendo de los modelos de docencia bien establecidos y definidos se podrán establecer descripciones apropiadas y ajustadas de las funciones y responsabilidades del profesorado. Por lo tanto deberán establecerse las áreas de responsabilidad del profesor en el contexto institucional y sus funciones más importantes.

2.Desarrollo de los criterios de evaluación y de sus indicadores.
Los criterios proveen una dimensión general de lo que será posible valorar en el nivel de realización alcanzado por el profesor, mientras que los indicadores permitirán cuantificar las variables criterio facilitando de esa manera la objetivización de la evaluación.

3.Fijación de estándares para la valoración de la actividad docente del profesor.
Establecer los estándares o los referentes exige determinar los niveles de actuación del profesor considerados como aceptables. Obviamente, es necesario que de antemano tengamos bien fijados los objetivos institucionales, su naturaleza evaluativa y el marco general de la docencia.

Fase 3: Implementación
En la fase de implementación se distinguen tres etapas:

1.Documentación de la actividad profesional del profesor.
Al hablar de la documentación entiendo como el proceso de recogida de información acerca de la actividad del profesor, teniendo siempre en cuenta que esta debe hacerse a partir de múltiples fuentes de información. Señalando siete procedimientos para obtener información en el proceso de evaluación del profesorado: La observación en el aula, La opinión de los padres y de los alumnos, La evaluación a partir del juicio emitido por los padres, El rendimiento en el aprendizaje de los alumnos, El auto-informe y El portafolios.

2.La emisión de los juicios de valor respecto de la docencia.

3.Uso intensivo y extensivo de la información evaluativa: la derivación de las propuestas de mejora.
La derivación de las propuestas de mejora deberá asentarse sobre un análisis intensivo de la información y en su uso extensivo. Para ello, el autor propone un análisis en profundidad, con relevancia e intensidad, orientado por el modelo de calidad de la docencia por un lado y para incidir extensivamente por otro, debe existir un plan estratégico de centro en donde integrar la información procedente de la evaluación para proyectar cualquier propuesta de mejora.

Fase 4: La Meta-evaluación.
Como ya se ha mencionado en el apartado de las fases de proceso evaluativo en general y de la meta-evaluación en particular con la creación del Joint Committe on Standars for Educational Evaluation se ha ido proporcionando diferentes recomendaciones para realizar meta-evaluaciones. Las recomendaciones más conocidas son las relativas a la evaluación de programas, proyectos y materiales, cuya última revisión data de 1994. De la misma manera, el mismo comité publico en 1994 los estándares de evaluación del profesorado considerada como aceptable. Los estándares están clasificados en cuatro categorías.

1. Estándares de propiedad.
Estos estándares requieren que las evaluaciones del profesorado se lleven a cabo legal, éticamente y con el debido respeto hacia el bienestar de los evaluados y los clientes de las evaluaciones.
2. Estándares de utilidad.
Estos estándares están pensados para orientar las evaluaciones para que sean informativas, oportunas en el tiempo e influyentes.
3. Estándares de viabilidad.
Estos estándares requieren unos sistemas de evaluación tan difíciles de aplicar como sea posible, eficientes en su utilización del tiempo y recursos, financiados adecuadamente y viables desde diversos puntos de vista.
4. Estándares de precisión.
Estos estándares exigen que la información recogida sea técnicamente precisa y que las conclusiones se enlacen lógicamente con esa información.

Cursos de Formacion del CEP de Almería

Tabla año 2008-2009

Tabla año 2009-2010
Tabla año 2010-2011

Conclusiones

Las propuestas formativas de la Administración Educativa a la hora de ponerse en práctica a menudo parece que las acciones formativas no generan desarrollo profesional por culpa de todos los participantes en los procesos (profesorado, asesores y asesoras, funcionarios de la administración), lo cierto es que una visión más amplia de la formación docente, que nos sitúe más allá de las acciones específicamente diseñadas para la formación e incluya todo momento del desempeño profesional, nos conduce inevitablemente a una forma u otra de desarrollo profesional.

Esta manera de entender la formación “como un aprendizaje
constante, acercando ésta, al desarrollo de actividades profesionales y a la práctica profesional y desde ella” se convierte casi en axioma irrefutado desde ningún posicionamiento didáctico en los siguientes avances. Lo que sí marca diferencia es el modo de entender a qué tipo de acercamiento profesional nos referimos, pero todos acordamos que existe una nueva concepción de la formación que ha de entenderse desde el desarrollo profesional de una nueva cultura docente. Desde este punto común, se trata de tener en cuenta las necesidades del colectivo profesional, sus diferencias internas y las situaciones problemáticas en que cotidianamente se mueven, buscando enfoques formativos que faciliten la progresión continuada para cada trabajador/a y para el colectivo. De ahí el nacimiento de las estrategias y cursos formativos centrados en la escuela, los asesores, administración/administrativos y sobre el profesorado.

Por ello se hace necesario los cursos formativos de los CEP que cumplen una funcion muy importante en dicha formacion profesional del profesorado desde una dimension conceptual, metodologica, procedimental, etc. pero también es necesario atender las formas en que los profesores acceden a dichos cursos ya que el profesorado adolece de falta de dinero, tiempo y un horario estricto, es por tanto que no se entiende como la amplia mayoria de los cursos que se ofertan al profesorado sean presenciales siendo año tras año mayor la cantidad de cursos que se ofrecen en dicha modalidad, no favoreciendo la flexibilidad mediante grupos de trabajo, por cierto innexistente, o mediante sesiones no presenciales que se podria realizar por internet y sin horario prefijado que favoreceria la flexibilidad gracias a las nuevas tecnologias asi como un ahorro a largo plazo.